Personalidades tóxicas

Quien vende su libertad por ganar algo de felicidad, acaba perdiendo ambas, acaba siendo un autista… conozco a bastantes.

Los humanos, sólo buscando y hambreando la libertad alcanzamos a saber lo que es la felicidad.

El amor en pareja estable es un sistema de convivencia en el respeto, en la unión sin atisbo de dominio. Donde hay dominio hay poder; no hay amor. El amor y el poder son antagónicos; donde se da el uno desaparece el otro.

Los que viven desde el poder acaban en el dogmatismo de conducta, en la intransigencia, en la intolerancia que no es más que una forma de manifestar – o mejor esconder – que no se tiene razón.

Los que actúan así, son unos tramposos que pretenden tener siempre la razón. Es tramposo quien pretende colar sus manías personales disfrazándolas de valores. Sus manías son para ellos las normas de criterio a imponer a los demás. Nada puede ser valorado como bueno si no coincide en “todo” con su parecer, su gusto, su conveniencia, sus manías.

Los anteriores son personas tóxicas. Son saboteadores de vidas ajenas. Con su proceder y trato cotidiano atormentan y ofenden.

Actúan de tal forma que “marcan” – como los futbolistas a los delanteros contrarios -. “Marcan” con la mirada, el gesto, el silencio o la palabra llegando a inmovilizar a aquellos que los padecen.

Estos individuos suelen ser encantadores en sus presentaciones y relaciones en público – e incluso tiernos en la intimidad -. En sus relaciones estables, en la vida cotidiana, son devastadores porque imponen, por sistema, su voluntad, su parecer y opinión; imponen sus criterios tanto como su presencia o ausencia. Piensan y saben en su fuero interno, que:

“Si quiero me voy o te vas. Sé cómo hacerte ir, tanto como hacerte volver”.

Son gentes contaminantes.

Los afectados, los que los sufren, los sufridores suelen establecer vínculos demasiado fuertes con sus verdugos por lo que sus uniones son difíciles de romper. La víctima no puede evitar creerse un traidor al cortar los lazos que les unen…

Lo más acertado es alejarse e incluso cortar de raíz para poder recuperar la confianza con uno mismo. Confianza que perdieron poco a poco y sin darse cuenta al callar por no molestar. Callaron tanto que acabaron mudos en sus relaciones. Callaron hasta aprender a llorar en silencio…

Lo más acertado es alejarse para poder volver a querer sin miedo ni temor, sin aguantar desprecios, malas caras ni recriminaciones…

Lo más acertado es alejarse para no escarbar en la herida ni autocompadecerse…

Siempre en este mundo queda alguien que nos espera o sueña lo mismo que nosotros. Alguien que nos merece.

Lo más acertado es alejarse para poder buscar compañías afines – recuerda que etimológicamente “compañero” es quien come de mi mismo pan-

Lo más acertado es alejarse para abrirse a nuevas relaciones.

Lo más acertado es alejarse porque cuando viene el toro o te apartas, o te aparta el toro y entonces mueres. El más fuerte siempre es el toro.

Lo más acertado es alejarse porque no tiene futuro quien soporta con sopor el presente. Tal y como hoy vivas, vivirás mañana, y la vida no tiene moviola.

Ah! Recuerda que mirar la historia inmediata es el mejor antídoto frente a la nostalgia.

( Texto de B.O. Colomer, verano de 2000 )

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